sábado, 10 de diciembre de 2016

Mis portaciones


Diseño de las Ciudades 

       La vivienda rural era modesta, una simple habitación con ventanas y con el suelo de tierra, con un pequeño huerto al lado de la casa. En las ciudades, las viviendas se amontonaban a lo largo de estrechas callejuelas, llenas de barro pero no existía el adoquinado y con ambiente maloliente, pues la gente tiraba la basura por la ventana. En la Edad Media sólo los reyes y señores muy ricos empleaban velas para alumbrarse, ya que los más pobres cuando se hacía de noche se iban a dormir.

       Según los datos arqueológicos las casas altomedievales eran muy simples, por regla general. Su tamaño era reducido y estaban construidas en madera, adobe y piedras, utilizando paja para el techo. Las cabañas de los campesinos solían medir entre 2 y 6 metros de largo por dos de ancho, En su interior habitaban la familia y los animales, sirviendo estos de “calefacción”.

       Las casas podían tener una cerca alrededor donde se ubicaría el huerto. Allí se cultivaban las hortalizas, las legumbres y las pocas frutas que constituían parte de la alimentación de los campesinos. El mobiliario de las casas era escaso. Algunas ollas de cerámica, platos y marmitas, una mesa y taburetes para comer a su alrededor. Al ubicarse alrededor de la mesa se emplearon cuchillos y cucharas, aunque serían las manos la pieza más utilizada para comer. La comida más fuerte era la de la tarde, rompiéndose el tópico que en la época medieval se pasaba habitualmente hambre.

       Al principio de la comida se servía la sopa, que consistía en caldo de carne con pan. Después se comen las carnes, tanto en salsa como a la parrilla, acompañadas de verdura -coles, nabos, rábanos, aliñados con especias, ajo y cebolla, considerando que las especias favorecían la digestión-. Era habitual que los platos se aliñaran con garum, El vino y la cerveza regaban estas pantagruélicas comidas habituales en la nobleza. Como no todos los platos eran devorados, las numerosas sobras caían en manos de los esclavos y sirvientes que daban debida cuenta de ellas.

       Las fiestas eran iguales a exceso en la época altomedieval. Los canónigos de Mans recibían en determinadas fiestas un kilo de carne con medio litro de vino aromatizado con hinojo o salvia. Si advertimos que el calendario cristiano contaba con unos sesenta días festivos al año -más las festividades locales- podemos imaginar el peso alcanzado por algunos monjes.

       En época de Cuaresma la carne se sustituye por pescados: lenguados,arenques, congrio o anguilas. Estas pesadas comidas requerían de largas digestiones “acompañadas de siestas, eructos y flatulencias expresadas de la manera más sonora posible, porque tal cosa se consideraba como prueba de buena salud y de reconocimiento al anfitrión” en palabras de Michel Rouche. Buena parte de la culpa de estas comilonas está en la mentalidad de la época al asociar la salud, las victorias militares o la progenie con las plegarias y los banquetes que se prolongaban durante dos o tres días.



Guerras de la Edad Media

 
       Los ejércitos bárbaros, al mando de Alarico el Godo, entraron a Roma en la noche del 24 de agosto del año 410 d.C. Los guerreros germánicos saquearon la capital imperial durante tres días, y así pudieron poner un final simbólico al esplendor romano.

       En los agitados siglos que siguieron, las tribus germánicas paganas destruyeron lo que quedó del orgulloso imperio y se establecieron, sólo para ser destruidos, a su vez, por los vikingos escandinavos.

       La caída del Imperio Romano fue acompañada en toda Europa por un enorme flujo de emigrantes; algunos ya convertidos al cristianismo. Hablaban idiomas distintos,, vestían diferente y no comían los mismos alimentos pero a su vez todos dependían de la tierra, los ríos y el mar para sobrevivir. Hacia el año 1000 d.C. los escandinavos se asentaron, construyeron castillos y fundaron reinos.

       Surgieron los grandes imperios que lograron no sólo organizarse en poderosos ejércitos, sino que también controlar grandes territorios a lo largo de toda Europa. Cuando acabaron los imperios, Europa se dividió en pequeños feudos que fueron controlados por los nobles: el grupo más importante de las clases sociales en la Edad Media.

       Para el ataque a los castillos se utilizaba principalmente las catapultas (que podía lanzar rocas de hasta 150 kilos), cañones (que eran lentos y solo disparaban dos o tres balas por día), la torre del asedio (que ayudaban a invadir el castillo desde lo alto de sus muros) y ariete (que servía para derribar portones y abrir brechas en los trechos más frágiles de la muralla). La carga de la caballería pesada se protegía con armadura y lanza, que se consideró insuperable durante buena parte de la Edad Media. El riesgo de derrota total era excesivo por ello fue sobre todo una sucesión de ceros de castillos y ciudades.

       La estrategia militar de la Edad Media consistía principalmente en controlar las fuentes de riqueza y, por lo tanto, en la capacidad de los ejércitos para ocupar tierras. La parte más importante de de las guerras era conquistar el castillo ya que tenían el control de las tierras y de la población de alrededor.


 
 
 

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